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Iba siendo ya hora de dedicarle un espacio de esta web. Por que todo lo que pueda hacer porque su obra y legado no mueran en el olvido, es poco. Porque ella se merece esto y más. Por que sé que ella y mi padre estarían contentos de ver lo orgulloso que estoy de que por mis venas corra la misma sangre que la de ellos.
Mi abuela paterna fue una gran artista que aún hoy es recordada sobre todo en Tacoronte, su pueblo natal, por la trascencencia e importancia de sus obras de arte y por el buen recuerdo que dejó entre quienes la conocieron. Juana María de la Cruz Dorta Acosta, más conocida como Juanita Dorta.
Mi abuela Juanita, dibujada por mi abuelo Francisco Dávila Santana en 1945.
Fue una artista que no sólo expresó su arte por medio del óleo y el lienzo, sino también a través de la música. Estudió piano y durante muchos años fue la organista de la Iglesia de Santa Catalina de Tacoronte, donde quienes la escucharon afirman que pocos han hecho sonar el órgano de tubo con la calidad musical, devoción y sensibilidad con que lo hacía ella. Además fue la primera persona en confeccionar alfombras de flores en Tacoronte para el día del Corpus Christi dentro de la Parroquia de Santa Catalina, solicitar sacarlas de la iglesia a la calle y confeccionar junto con mi abuelo el itinerario de alfombras florales que aún hoy en día se mantiene, desde la Parroquia de Santa Catalina hasta el Santuario del Cristo.
Falleció en Valencia en 1987 cuando yo tenía sólo 4 años, por lo que mis recuerdos sobre ella son muy vagos. Recuerdo estar con ella en mi casa de La Laguna o en su casa de Tacoronte, tocar (más bien aporrear) su piano junto con mi hermano Zebensuí... Eso sí: recuerdo su voz, recuerdo su sonrisa y la recuerdo acariciándome la frente después de caerme, diciéndome aquel "Sana, sana, culito de rana, si no sana hoy, sanará mañana..." o haciéndome una cruz con su uña sobre la roncha de alguna picadura de mosquito que, curiosamente, se desinflamaba al ratito.
Hoy en día el Excmo. Ayuntamiento de Tacoronte ha honrado su memoria poniendo su nombre a uno de los salones de la Casa de la Cultura (exconvento de San Agustín, junto al Santuario del Santísimo Cristo), así como han nombrado una de las calles de la zona de Tagoro como "Calle Pintora Juanita Dorta":
Un año después de fallecer, coincidiendo con el Corpus Christi de 1988, se hizo en el pueblo una exposición retrospectiva organizada por el Excmo. Ayuntamiento de la ciudad de Tacoronte con la colaboración de mi abuelo en la que se expusieron 81 cuadros de mi abuela. Se hizo al efecto un folleto cuyo contenido e imágenes transcribiré a continuación, para que no se pierda más en el tiempo.
Por cierto, antes de meterme de cabeza en el folleto... Cabe destacar que mi abuela fue alumna de María del Carmen Castro Hernández (1881-
Eduardo Pedro García Rodríguez, en el Capítulo V de "Tacoronte: Miscelánea para una historia del municipio", dice de mi abuela lo siguiente:
De ella se diría: “De Juanita Dorta es el arte actual de Canarias. Ella tiene en sus manos nuestra pintura. Es de ella únicamente el mañana”. Sin embargo, a raíz de su matrimonio en 1935, dejó de exponer, dedicándose, exclusivamente, a su familia. (Acta. Ayt. Tacoronte, 6-
Sin más dilación, reproduzco el folleto de la exposición de 1988... Espero les guste.
La pintora Juanita Dorta, vista por su esposo, Francisco Dávila, también pintor.
Juanita Dorta, una tacorontera en el recuerdo
JUANITA DORTA constituyó en su momento el máximo exponente de la pintura de nuestras islas, siendo así reconocido de forma unánime por la crítica peninsular con motivo de su exposición en el Palacio de Otoño, en Madrid.
Pintores como Francisco Bonnin la vieron como la mejor pintora canaria de su época. Para nosotros, para Tacoronte, lo que sí está claro es que fue nuestra primera gran pintora. Su nombre está unido al de nuestro pueblo como también lo están los desaparecidos Óscar Domínguez y Álvaro Fariña.
Juanita Dorta sentía un especial amor por la pintura y nunca quiso desprenderse de sus cuadros, a los que consideraba como "hijos que no están en venta". Ciertamente por ello, hoy podemos ver reunida esta inestimable colección, que de otra forma habría sido muy difícil de conseguir.
Gracias al meticuloso cuidado de su esposo, el también pintor Francisco Dávila Santana, que ha logrado recuperar cuadros que estaban depositados incluso en la Península, tenemos la gran suerte de que su obra se encuentra prácticamente íntegra en nuestra ciudad, constituyendo un legado histórico y cultural de valor inestimable, por cuanto en ellos se retratan personajes, paisajes y costumbres que hoy ya, lamentablemente han desaparecido.
Nuestro Ayuntamiento, como homenaje a su memoria, se complace en presentar esta exposición antológica, a la vez que siente la gran satisfacción de que su pintura, luz y color de nuestro reciente pasado, pueda permanecer siempre entre nosotros.
La Comisión de Cultura
SU PRIMERA EXPOSICIÓN
Como testimonio del impacto causado en su época nada mejor que reproducir el texto de la presentación escrito y leído en el Círculo de Bellas Artes por D. Francisco Bonnin Guerín y recortes de prensa posteriores.
El acto de presentación se hizo con ocasión del homenaje a la gran actriz española Julia Lajos, que recibió diversas poesías con este motivo.
TEXTO: (Copia literal)
"CUARTILLAS DE PRESENTACIÓN"
Hecha por F. Bonnin, Presidente del Círculo de Bellas Artes, de la joven pintora Juana Dorta en el acto inaugural de la exposición de sus cuadros en el expresado círculo.
Señoras y Señores:
Al hacer la presentación de la Sta. Juana Dorta como autora de los cuadros que constituyen esta exposición, cúmpleme manifestaros que lo hago en nombre de este Círculo y personalmente, por cuanto ello representa para mí, además de un deber (que ahora explicaré) una extraordinaria satisfacción.
De sobra es conocido por todos el hecho de que nos hallamos en un ambiente donde el goce de las bellas artes es cosa excepcional y desacostumbrada, tanto más y como consecuencia, el caso del muchacho que se encuentra con una serie de posibilidades para desenvolver una afición, son un estímulo con algo que pueda orientarle y llenarle de esperanzas.
Es el caso particularísimo de JUANA DORTA limitada a su pueblo de Tacoronte, poseída de una fuerte vocación que al manifestarse se sabe aislada y casi lejos de la comprensión ajena, es por todos conceptos algo excepcional. Si el hombre está cercado por nuestra pobreza de estímulos, fácil será comprender el campo de posibilidades de una joven que se siente capaz de pintar seriamente.
Porque además, no es esto solamente lo que aquí queremos y debemos destacar: Juana Dorta logra su propósito, valores que debemos tomar en especial consideración, por cuanto nos anuncia una personalidad con cierta independencia artística, con un deje personal admirable.
¿Cómo definir esta pintura suya, que ya se nos anuncia de modo tan elocuente?
Desde luego nada más alejado que estos cuadros de lo que siguiendo la natural corriente de las preferencias femeninas pudiera mostrarse aquí a primera vista. Antes por el contrario; todo ello es el eco de un sentir fuerte, de una comprensión del color ajena a lo dulce y halagador en fuerza de querer ser agradable; su preocupación tiene un sentido distinto: vigor, acritud, dureza de expresión. Estos caracteres surgen indudablemente en presencia de un temperamento. Se bastan a definir y esto es lo necesario, si no es todo lo que verdaderamente trata de lograr una severa y honrada interpretación artística.
Por ahora la autora de estos cuadros parece limitarse a la pintura de "naturalezas muertas". Por lo menos esta consecuencia y esta devoción a los objetos que llevan en si un encanto expresivo y silencioso, significa sentido de disciplina, vocación serena de estudio y clara o sana comunicación con un mundo en reposo donde la expresión no se logra sino en la reiteración y obediencia a esa quietud llena de sugerencias para el que las sepa revelar.
Desde aquí la autora se acerca devotamente al paisaje, a alguna que otra figura donde busca la estructura de lo interte. Es muy posible que este mismo encanto de las naturalezas muertas trascienda de las montañas, de los valles, de los árboles, de una naturaleza tratada con este mismo vigor inicial y fervoroso.
Todo ello es posible y me atrevería a asegurarlo. ¡¡Tan lleno de créditos me parece el comienzo de la labor de la señorita Dorta!!
Celebra pues el Círculo de Bellas Artes este despertar. Para eso estamos, para celebrarlo y estimularlo. Lejos de preocupaciones distintas (que atañen mejor a otros) para nosotros quedará reservada esta labor: estimular, señalar, despertar y proclamar posibilidades. Postura que crea el corriente espíritu de desconfianza que nos define, hace falta esto y más.
Por ello aspiramos a que se nos siga, que es como decir, a que se nos ayude. Cuando aquí el Arte sea un espectáculo capaz de sentirse, gozarse; cuando un público sea capaz de interesarse por estas cosas del espíritu, Santa Cruz habrá dado un gran paso.
Comenzamos ahora verdaderamente; seguirnos, interesarse por nosotros; este es nuestro premio y a ello aspiramos.
Todo pueblo debe aspirar a definirse, a dejar huella de su sensibilidad. El nuestro, perdido en el Atlántico, tiene sobrados motivos y elementos para lograrlo.
Celebrarmos todo despertar. Hagamos hoy alborozo de este acto de inauguración de cuadros de JUANA DORTA. En ella, sin modernismos, sin truculencias feministas, surge en fruto una capacidad representativa de la mujer tinerfeña, floreciendo sin nuestro estímulo como en un campo abonado.
La exposición colectiva, realizada en el Círculo de Bellas Artes de Tenerife, que tanto éxito le dió, contó antemás con la concurrencia de otros pintores de su época. La lista completa es la siguiente:
Juana Dorta, Francisco Bonnin (padre), Francisco Bonnin (hijo), José Aguilar, Francisco Borges, Diego Crosa, Ángeles Cerviá, Elena Cerviá, Pedro Guezala, A. González Suárez, Manuel Martín González, Alonso Reyes, Enrique Sánchez y Alfredo de Torres Edwards.
RECORTES DE PRENSA
Como testimonio reproducimos un grupo de recortes de prensa que confirman el éxito e impacto causado por la obra artística de nuestra pintora.
(Prensa local) En esta ciudad ha producido muy buena impresión la encomiástica acogida que ha tenido en el Círculo de Bellas Artes de Santa Cruz de Tenerife la notable Exposición de cuadros al pincel de la joven artista tacorontera señorita Juana Dorta y Acosta. |
Notas de Arte (Prensa local) El artista de Altamira es un primitivo con respecto a nuestro tiempo; en el suyo era la más alta expresión del sentido de la edad. En tal concepto no es un primitivo. Como tampoco lo son Giotto y Masaccio. Es primitivo pintar hoy en el sentido del ayer, sin preocupación del tiempo; pintar, solo pintar, pintar con alegría. |
(Recortes de Prensa) "...Salta, salta el color en cascabeleo de campanas en fiesta; el rojo de los tomates, el oscuro y logrado verde de las chumberas con chumbos; bandejas azules antiguas; tosca loza canaria; plátanos; piñas de maíz con los granos contados uno a uno, en exactitud matemática, exactitud con la que también cuenta los pétalos de los crisantemos. Cuidado ingenuo, primitivo, por el detalle. María Luisa Villalba, Abril de 1930 |
La fama de Juanita Dorta cruza el mar. Veamos el comentario que apareció en la prensa de Madrid por aquellos días:
ARTE: JUANITA DORTA, letra A Los periódicos de Canarias me traen la imprevista noticia de que Juanita Dorta se ha decidido, al fin, a sacar a las calles sus cuadros. El Círculo de Bellas Artes, tradicional salón de exposiciones en Tenerife, recoge hoy, pues, a Juanita Dorta - Agustín Espinosa, Madrid. |
BREVE RESERVA BIOGRÁFICA
Juana Dorta Acosta (Juanita Dorta) nació en el seno de una apreciada familia de agricultores de Tacoronte, integrada por sus padres Manuel Dorta Mendoza, María Acosta Martín y sus hermanos Manuel, Jaime, Zoilo, María Ángeles y Jesús Manuel.
La casa de sus padres, donde vivió una importante parte de su vida, está situada a unas decenas de metros de la Iglesia Parroquia de Santa Catalina, y ello influyó profundamente en dotarla de un gran sentido cristiano de la vida un una bondad a toda prueba.
Desde muy joven se despertaron sus inquietudes artísticas, que se decantaron por la música y por la pintura. En una academia local dirigida por la entonces también señorita Carmen Castro Hernández, recibió sus primeras lecciones en ambas materias.
Posteriormente perfeccionó la música con una profesora alemana, cuyo nombre lamentablemente se ha perdido, adquiriendo gran dominio del piano. Sus familiares y amigos que la oyeron no pueden olvidar fácilmente sus interpretaciones del "Largo de Xerxes" (Händel) al piano en su casa o al órgano de tubos de viento, en la iglesia de Santa Catalina.
Su sentido del arte pictórico hizo que DURANTE EL CORPUS CHRISTI confeccionase LAS PRIMERAS ALFOMBRAS DE FLORES DE TACORONTE, DENTRO DE LA PROPIA IGLESIA PARROQUIAL DE SANTA CATALINA.
En esta primera etapa de su juventud expone con gran éxito en el Círculo de Bellas Artes de Santa Cruz de Tenerife. Los comentarios sobre la calidad de su pintura son unánimes, lo que la anima a exponer incluso en Madrid, en el SALÓN DE OTOÑO, con gran éxito de público y crítica.
Por 1935 conoce la existencia de un joven dibujante residente en Güímar, Francisco Dávila Santana. Se escriben, se conocen y unos años más tarde contraen matrimonio.
Precisamente al ver la calidad de las alfombras que se elaboran DENTRO DE LA IGLESIA, es este pintor quien sugiere al párroco D. José Pérez Reyes la posibilidad de poner "el Arte en la calle", y juntos establecen el definitivo itinerario: Parroquia de Santa Catalina a la Iglesia Santuario del Cristo, que aún hoy se realiza.
Juntos, Juanita Dorta y Francisco Dávila hacen los diseños y confeccionan con la ayuda de familiares y vecinos, todas las alfombras que cubren el recorrido.
Unos años más tarde se une a ellos D. Cristóbal Castro, de quien aún son recordadas sus alfombras con productos del campo (cereales principalmente). Se unen más vecinos y con la incorporación de la monumental alfombra de tierras de la Plaza del Cristo, a cargo del amigo, también artista, D. Maximiliano Gil melián, las alfombras adquieren un renombre similar a las de La Orotava y La Laguna, como aún hoy podemos ver.
Tras el nacimiento de sus hijos, Juanita se dedica íntegramente a la familia. Aún hace algún cuadro para algún familiar; pero cambia el arte de los pinceles y el teclado por la familia, en el seno de la cual siempre hay un rato para hacer algún dibujo o interpretar unas maravillosas folías, isas o malagueñas al piano.
Tras una larga y penosa enfermedad, llevada con una entereza y ánimo sin igual, con su característica devota resignación cristiana, el 14 de abril de 1987 fallece en el Hospital Provincial de Valencia.
Su cuerpo reposa en el Cementerio de Santa Catalina de nuestra Ciudad, en un sepulcro rosa, casi al pie de la Iglesia de Santa Catalina, que tanto sabe de su piadosa vida y de su gran amor por las bellas artes y la familia.
Su recuerdo, evocado hoy con motivo de esta exposición y homenaje póstumos, quedará permanentemente entre nosotros.
Tacoronte no olvida a sus hijos
Nota 1: El sepulcro donde reposan sus restos acoge también los restos de su padre, Manuel Dorta Mendoza; igualmente los de mi abuelo Francisco Dávila Santana, y los de mi padre, Francisco José Dávila Dorta, ya que siempre dijo que, el día en que muriera, quería ser enterrado junto a su madre.
Nota 2: A la izquierda del sepulcro donde reposa mi abuela, hay otro sepulcro muy especial donde reposa otro hijo ilustre de Tacoronte: el del periodista Ismael Domínguez, fallecido a los 31 años de edad.
73 de Ruca, EA8EX