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Cuando comencé a estudiar violín, mis padres me regalaron un método escrito por Yehudi Menuhin (Orden de Mérito del Reino Unido y Caballero Comendador del Imperio Británico -KBE-), de origen ruso con ascendencia judía, uno de los mejores violinistas del siglo XX y probablemente de todos los tiempos. Cuando abrí el libro por el primer capítulo, quedé estupefacto porque no hablaba nada sobre música ni sobre violín... era un capítulo sobre yoga.

Yehudi Menuhin tocando el violín en la postura de "la flor de Loto".

Resultó ser que Lord Menuhin fue discípulo del conocido Yogacharya B.K.S. Iyengar, fundador del Yoga Ivengar. Lord Menuhin solía decir que, pese a que no le enseñó nada de música, Ivengar fue su mejor maestro de violín. Ese primer capítulo del libro, en que sólo hablaba de música, sólo buscaba el equilibrio del cuerpo, la mente y el espíritu como condición previa antes de tocar el violín. No sólo a la hora de su aprendizaje, sino mantenerlo como un estilo de vida.

Es famosa la anécdota en que, ya octogenario, Menuhin dirigía una orquesta (no recuerdo cual, ni en qué auditorio) y, para sopresa del respetable, se puso a hacer una postura de yoga con los antebrazos en el suelo, la cabeza entre éstos, el cuerpo en vertical y, con la batuta entre los dedos de sus pies, siguió dirigiendo la orquesta. Tal cual se le puede ver en la siguiente imagen.

Lord Menuhin se concentra antes de un concierto.

Las doctrinas hindúes en las que se basa el yoga indican que el ser humano es un alpa encerrada en un cuerpo. Éste a su vez se divide en el cuerpo físico, mente, inteligencia y falso ego. Se contempla las emociones como fluctuaciones de la mente, por lo que nos ayuda a controlarlas.

El yoga es una doctrina práctica que abarca cada aspecto de una persona; no busca otra cosa que cubrir tres necesidades básicas... cuando las tres están cubiertas, la persona está en armonía plena:

• Necesidad física (salud y actividad)
  

• Necesidad psicológica (conocimiento y poder)
  

• Necesidad espiritual (felicidad y paz)
  

Mencionado el yoga, he de irme a la remota China por otro regalo de mis padres: el Dào Dé Jing o Tao Te Ching, escrito por Lao Tse. Nada tiene que ver con los enfrentamientos personales, sino que es una filosofía de la naturaleza y la visión del mundo. Se supone que data del siglo VI a. de C., y ha sido una influencia no sólo para la religión china y el taoísmo religioso, sino para el budismo, así como otras escuelas filosóficas como el neoconfucianismo.

Es un poco denso de leer. Pese a que tiene una buena subdivisión, los pasajes son muy ambiguos. No obstante, me quedo con conceptos centrales como:

• El uso de la fuerza sólo atrae la fuerza.
  

• La flexibilidad y la suavidad son superiores a la rigidez y a la fuerza.
  

• Cuanto más se actúa en armonía con el universo que nos rodea, más se logrará y por medio de utilizar menos esfuerzo.
  

• Cuando perdemos los valores fundamentales, los reemplazamos con conceptos inferiores que creemos valores verdaderos.
  

• El ansia de poder ciega al ser humano y le convierte en un ser codicioso y violento.
  

• Preocuparse por sí mismo y darse importancia es en vano y autodestructivo.
  

• La victoria en la guerra no es gloriosa. No debe celebrarse.
  

• El verdadero sabio concede poca importancia a su propia sabiduría, porque cuanto más conoce, más se da cuenta de lo limitado de su conocimiento.
  

No obstante, en mi búsqueda de una doctrina idónea para el desarrollo personal, con ideales que se asemejen más a los que considero adecuados para mí, he llegado hasta una leyenda viva que las redes sociales han puesto de moda en los últimos años. Desvelaré su nombre en breve.

Hablo de un estadounidense que fue destinado a Corea del Sur en la Fuerza Aérea a finales de la década de los 50. Allí aprendió Tang Soo Do, Tae Kwon Do y algunas nociones de Hapkido. Cuando regresó a los Estados Unidos, comenzó a practicar otros estilos entre los que destaca el Jiu Jitsu Machado, una variedad brasileña del Jiu Jitsu japonés enfocada al enfrentamiento real.

Basándose en el coreano arte marcial del Tang Soo Do, que tiene influencias del karate japonés y que fue de gran influencia en el desarrollo del Tae Kwon Do, e incluyendo elementos importantes de todas las artes marciales que ha podido aprender, creó el Chun Kuk Do.

¿Aún no sabes de quién hablo?...

De este nuevo arte marcial, fruto de la experiencia personal de este señor, no me quedo tanto con la aplicación práctica en combate sino con el código de honor y reglas de vida que su autor ha dictado para todos aquellos que quieran practicarlo. Y quiero hacer hincapié aquí porque, de todos los códigos de honor o reglas de vida de las diferentes doctrinas que he podido estudiar, son las que más se parecen a los ideales que busco en mi vida.

Estas reglas, absolutamente recomendables para todo el mundo sin distinción alguna, son el cógido personal del autor del Chun Kuk Do, y son las siguientes:

1. Desarrollaré mi potencial al máximo posible en todas las perspectivas de mi vida.
2. Olvidaré los errores del pasado y me concentraré en los grandes triunfos del presente.
3. Me mantendré siempre en un pensamiento positivo y trataré de transmitir éste a todas las personas que conozca.
4. Trataré continuamente de desarrollar el amor, la alegría y la lealtad en mi familia, y comprenderé que ningún otro logro puede compensar los fallos en el hogar.
5. Buscaré lo mejor de todas las personas y les haré sentir que valen la pena.
6. Si no tengo nada bueno que decir sobre una persona, no diré nada.
7. Emplearé tanto tiempo en mejorar mi persona que no tendré tiempo de criticar a los demás.
8. Seré siempre tan entusiasta con los logros de otras personas como con los míos propios.
9. Mantendré una actitud de tolerancia hacia las personas que tienen un punto de vista diferente del mío, mientras todavía me mantendré firme respecto a lo que personalmente creo verdadero y honesto.
10. Mantendré respeto hacia las autoridades y lo demostraré todo el tiempo.
11. Me mantendré siempre leal a Dios, mi país, mi familia y a mis amigos.
12. Me mantendré siempre altamente orientado durante toda mi vida con una actitud positiva a ayudar a mi familia, mi país y mi persona.

El único "pero" que puedo ponerle es el del punto 11, ya que no todos creemos en el mismo Dios... algunos ni siquiera creen en la figura de una deidad, y él lo ha puesto porque él sí cree en él. De hecho en su web personal hay un apartado de "Recursos para Cristianos", con los que pretende servir de ayuda espiritual para todo aquel que lo necesite. Pero en ese espacio donde pone "Dios" cada uno puede colocar el nombre de la deidad en la que crea, y si no cree en nada, pues se quita; en absoluto se desvirtúa el gran valor que tiene el resto del dodecálogo.

Muchos ya sabrán de quién hablo, sobre todo por la foto que ya han visto anteriormente, en la que sale con la bandera de EE.UU. detrás: Carlos Ray "Chuck" Norris.

Aquí pueden ver su web personal, en la que finalmente ha incluído los "Chuck Norris Facts" o chistes sobre Chuck Norris que tanto han circulado por la red y que le convierten en un mito: http://www.chucknorris.com/

Nota: Sobre los chistes sobre su persona llegó a decir que "En la historia sólo ha habido un superhombre real, y es Jesucristo". Haciendo 'clic' aquí pueden ver algunos ejemplos de esos chistes.

Si quieren saber algo más sobre el Chun Kuk Do, pueden acceder a la web oficial: http://team.chunkukdo.com/

Chuck Norris y Bruce Lee en "El furor del dragón" (1972)

Como resmen a todo esto, no hay más que leer el título de este post y del anterior... Es mi recomendación personal para todo aquel que desee encontrar la armonía en su vida, así como para todo aquel que no tiene vida y se dedica a tratar de fastidiar la de los demás. No se dan cuenta de la lástima que dan.

En lo que a mi experiencia personal se refiere, hace algún tiempo que vengo poniendo en práctica cuestiones muy parecidas al dodecálogo del Chun Kuk Do, y sobre todo lo reflejado en los puntos 6 y 7; por ejemplo, en esta web no encontrarás alusiones personales que vayan en contra nadie, por más motivos que pueda tener para hacerlo. Estoy demasiado ocupado en mejorar mi persona como para sacar a la luz las miserias de nadie, ni como para detenerme a leer lo que cualquier mente enferma, carente de valores y sobrada de tiempo libre se le pueda ocurrir. Simplemente, no es sano.

Puedo afirmar que si todos aplicásemos este dodecálogo en nuestras vidas, en nuestro día a día y en relación con los que nos rodean, tendríamos una sociedad con muchísimos más valores. ¿Te animas?

73 de Ruca, EA8EX